Consejos para estudiantes de Historia

Este texto pertenece a un profesor de la Universidad de Zaragoza, Julián Casanova, que lo presenta cada año a su alumnado. Lógicamente exige cosas que nosotros todavía no podemos trabajar en su totalidad, pero suscribimos la idea general de que el alumnado debe ser activo, no limitarse a lo que se presenta en clase, y trabajar día a día. En especial dedicado a nuestro alumnado de Bachillerato.

Bienvenidos/as al nuevo curso


Consejos para estudiantes de historia (y no sólo de historia), ahora que comienza el curso:


1. Asiste a clase regularmente, escuchando siempre los argumentos básicos del profesor -aunque no sea necesario escribir todo lo que dice-, aceptando sus retos para entablar una discusión. Si el profesor no es bueno, no proporciona argumentos básicos o no estimula el debate, trata como estudiante de cambiar esa dinámica. No tomes la posición fácil de no acudir a clase y hablar en el bar de lo mal que está la enseñanza.

2. Los estudiantes aprenden más cuando participan de forma activa en clase. Pero para eso hay que leer y no sólo tomar los apuntes del profesor. La finalidad de una discusión es poder expresar la comprensión de la lectura, formular ideas y preguntas y estimular el pensamiento crítico/propio.

3. Revisa tus notas a menudo, sobre todo al final de las clases cada día. Si las revisas cuando estén todavía en tu cabeza, será más fácil ampliar lo aprendido o corregir las que no estén muy claras.
4. No dependas sólo de los apuntes o explicaciones del profesor. Trata de buscar más referencias, libros, artículos en revistas científicas. Si la bibliografía no da la suficiente información, pregunta en clase, en horas de tutorías.
5. Saca siempre notas de todo lo que leas, usa un buen método para ordenarlas, por temas, períodos, personajes... Si no sigues esos pasos, unas semanas o meses después de leer el material, no recordarás nada.
6. Revisa tus notas a menudo, sobre todo al final de las clases cada día. Si las revisas cuando estén todavía en tu cabeza, será más fácil ampliar lo aprendido o corregir las que no estén muy claras.
7. Antes de ir al examen, que para muchos profesores y estudiantes se convierte, seamos sinceros, en el objetivo primordial, revisa toda la información, recopila todas las fuentes que tienes y que aclaran los principales puntos. Pero, sobre todo, la preparación para un examen comienza el primer día del curso, no la semana o el día antes.
8. Cuando escribas: comienza estableciendo un argumento importante, que vas a desarrollar. Desarróllalo. Cita las fuentes utilizadas para apoyar esos argumentos. Y finaliza el examen con una buena conclusión. Ten CUIDADO con el PLAGIO, una plaga desde que mucha información se encuentra en internet. No copies, ni parafrasees, argumentos o ideas de otros sin citar.
9. Los estudiantes deberían escribir y probarse con un ensayo breve. Se puede elegir un tema relevante o en el que se tenga interés y seleccionar tres lecturas básicas sobre él, para comparar y evaluar diferentes visiones. A la hora de escribirlo, el estudiante debe ser capaz de elaborar su propio argumento, apoyarlo con pruebas tomadas de las fuentes de información (utilizando notas a pie de página y conociendo las técnicas básicas del trabajo académico).
10. En las exposiciones orales, que deberían ser un práctica habitual en la Universidad, precisa al principio lo que vas a decir; luego entra en el contenido de tu exposición teniendo en cuenta el tiempo y la audiencia a la que te diriges; finalmente, concluye con un resumen de lo principal que has dicho.

Hay muchos caminos, pero este te resultara útil: estar atento, participar, leer, pensar, volver a leer, volver a pensar, escribir, volver a escribir, abrir debates y no tener nunca suficiente con el conocimiento adquirido. Buen curso.


Julián Casanova, profesor de Historia de la UNIZAR

Y, aunque ya tiene unos años, recordar esta presentación sobre Cómo estudiar Historia en Bachillerato

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